Mito:
Yo no dependo del tabaco, puedo dejar de fumar cuando quiera.
Realidad:
La dependencia del tabaco es difícil de cortar y para dejar de fumar hay que tomárselo muy en serio.
Mito:
Cuando se deja de fumar se pasa muy mal, es peor el remedio que la enfermedad.
Realidad:
Es cierto que al principio, cuando se deja el tabaco, la dependencia a la nicotina provoca malestar, pero se trata de una sensación temporal. En cambio, los beneficios son muy evidentes e importantes y aparecen a los pocos días de abandonar el consumo.
Mito:
Si se deja de fumar, se engorda siempre.
Realidad:
Este mito es utilizado con frecuencia para no dejar de fumar. Es cierto que fumar conlleva un gasto calórico por sí mismo, y tras el abandono del tabaco puede producirse aumento de peso.
La ansiedad por el síndrome de abstinencia, el “picoteo” entre horas y la mejora del gusto y del olfato al dejar de fumar contribuyen al aumento de peso. Una alimentación adecuada y ejercicio moderado pueden ser de ayuda y existen además técnicas de tipo psicológico o farmacológico que son eficaces para este problema.
Mito:
Dejar de fumar es casi imposible.
Realidad:
Dejar de fumar tiene sus dificultades, como ocurre con cualquier otra adicción, pero es posible. En la actualidad se dispone de una amplia gama de tratamientos farmacológicos y psicológicos que ayudan a dejar de fumar.
Trabajo Realizado por: Ing. Norberto Arroyo García
Referencia electrónica: http://www.pnsd.msc.es/